Practicar algún deporte proporciona una gran cantidad de beneficios a las personas. Por ejemplo, puede ayudar a desarrollar su autoestima y confianza, puede motivarles a la excelencia académica y mejorar sus habilidades sociales.
Un deportista siempre tiene una meta, un triunfo que buscar y sabe que debe trabajar muy duro para ello.
El deporte nos permite aprender que para ganar hay que prepararse con disciplina, rigor y constancia porque de otra manera no hay forma de lograr el éxito. Practicarlo nos ayuda a mejorar la percepción subjetiva que tenemos de nuestro modo de vida: salud, amistades, capacidades, sentimientos positivos, etc.
También nos enseña a no conformarnos con el nivel que poseemos sino a tratar de mejorarlo suscitando para ello la pasión por el trabajo. De hecho, nos ayuda a establecer normas para nosotros mismos y a exigirnos su cumplimiento, planificando las actividades de antemano y fijando prioridades.